No hay nada casual
en el idioma de los ojos,
recorre audaz un túnel de viento
y bombea la única verdad
de los deseos.
A fauces rotas
nadie levanta sonrisas,
pero con ella todo es distinto,
un tristealegre copo
de nieve inexplorada.
Del lenguaje de su falda
de casa a la escuela,
van piando gorriones
locos por sus giros.
Y es que tanta luz
de frágil mariposa
desarma al mismo cielo
desde el primer alba,
en su minúscula nota.
Yo amo a esa mujer
en el punto exacto de su boca
donde laxas son las horas
que el trabajo inventa,
siempre para no volvernos locos.
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