jueves, 17 de marzo de 2011

Escondite


Te echo de menos
y no se quien eres.
Aún no respiro
en tu beso de luna,
pero si lo invoco
me besa un poema.
Y sin saber de tu boca,
intuyo su morada
suave en el instante,
sosteniendo mi cuerpo
colgado en su hambre.

Tal vez
retienes tu sonrisa
sobre mi hombro,
como guardo yo
en el único reloj,
la cautiva deuda
de ese breve filo
que asoma tu mirada.

Te echo de menos
porque te reconozco
en el encendido verso
y en tu voz con miedo.
Desde que supe de ti
jugamos al escondite,
y pago yo la prenda
incapaz de encontrarte.
Despierta entera ahora,
sal ya de la guarida
y condename a tocarte.