Quisiera gritarle
desde el vuelo del halcón,
pero reconozco el vértigo
y la afónica distancia.
Que sea solo un juego,
un vestido arrogante
y una voz agostada
de tambor sin decibelios:
Desea llegar a tu boca,
lo demás,
es coraza para anfibios.
Una voz,
con altiva desgana
me saluda en el espejo
y escucho a mi alter ego
con la toga del perplejo:
Desea resucitar tu latido,
el compás,
revolcándote en su cama.
Escuchar lo que jamás será,
como queriendo imitar
algún actor trasnochado
que mastica el fracaso:
Ella,
siempre te amará.
desde el vuelo del halcón,
pero reconozco el vértigo
y la afónica distancia.
Que sea solo un juego,
un vestido arrogante
y una voz agostada
de tambor sin decibelios:
Desea llegar a tu boca,
lo demás,
es coraza para anfibios.
Una voz,
con altiva desgana
me saluda en el espejo
y escucho a mi alter ego
con la toga del perplejo:
Desea resucitar tu latido,
el compás,
revolcándote en su cama.
Escuchar lo que jamás será,
como queriendo imitar
algún actor trasnochado
que mastica el fracaso:
Ella,
siempre te amará.