miércoles, 13 de abril de 2011

Sin sombra ni poemas


Tras mi ventana,
la descosida sombra,
borracha y solitaria
sin mi piel en su boca.

De sus bolsillos
se escapan los poemas.

Mi cuerpo indiferente
la mira en su abandono,
por la oscura ventana
que condena mi ojos
a velar tus huidas.

Me trago cien pastillas
de los versos placebo,
que brillen como peces
en los negros balcones.

Una lágrima se posa
en la cálida pavesa,
del último cigarro
que exhala tu nombre.

Y me dibuja tu beso
que devuelve la voz
a mi insomne locura.

Esta noche disuelta,
mi evadida sombra
duerme en las aceras.

Y escondidos
por conciliadoras antorchas,
no saldremos a buscarla.