miércoles, 20 de julio de 2011

Bostezo


Persigo la voz en otras lluvias,
tan débiles y escasas,
como gotas de polvo
en mudas gargantas.

Son lluvias aclaradas
con el soluble e insípido vacío,
que ni ensucia ni limpia
mi decolorada camisa.

Son la negación de la doctrina
en un alma enamorada.

Son la nada perseguida
por cien tiernas nubecitas;
que las convocan balando,
con la misma nadería,
con que repta este bostezo.

jueves, 7 de julio de 2011

La dulce espera (Sirena)

Al acecho desde siempre,
lanzo mis peces de colores
para perseguir tu rastro
en aceras cargadas de relojes.

Y atemorizo el tiempo
con mi fusil de flores
y una rama de laureles
deshojados en su vientre.

Tantos caminos
que no puedo recordar
desde cuando estás,
ni aquel momento
que enfundé mi garganta
en el verbo
que lleva en su filo la palabra:
-Amando-

Detengo el polvo
y amplifico el silencio
en escucha de ti,
de tu ramaje
escamoso y plateado.

Anhelar tu sombra,
es amar tu vestido de sirena;
es sentirme el elegido
entre todos los hombres.

Delicada con este sonido
que se adueña bajo la piel,
-Cóncava-

Detrás de mi boca
me sabes agridulce,
-Las lágrimas de un sueño-
y como el almíbar
sobre un pan de nubes.

lunes, 4 de julio de 2011

Te faltará el tiempo


Hemos roto ya el amarre
del descuidado azar que nos faltaba
hasta posar nuestras aves en este mar
tan casual y complejo.
Pero es seguro
que te faltará el tiempo
para que conozcas palmo a palmo
mi armadura y su esqueleto.

Que llegues a sentir como te anidas
en mis manos y en lo más profundo
de este inútil todo que habita conmigo
debajo de mi piel y de mis huesos.

Tal vez yo lo tuve,
y podré decir que lo derroché a raudales
por sudar salarios y ahuyentarte enjambres.

Sé -aunque multiplique mis latidos-
que no te bañaras en todas las cascadas
de mis redes de océanos sanguíneos,
y no podrás leer el mensaje en sus corales
con las únicas vocales de tu nombre
ni descubrir con el pionero asombro
cómo se difrazan de tu imagen
sus orillas.

Y al fín, te faltará el tiempo cuando el fuego
me reclame desde hervor hasta cenizas.

Lloraré cada minúsculo átomo
que se quede sin ser acariciado.
Allí donde nunca me llegue a saludar
tu tiempo.

viernes, 1 de julio de 2011

Prisiones

Me cubro con las extremas sombras
que se alargan por la sala,
y la rayada luz que se acampa
entre mis pies y mi ventana.

Contemplo el cadalso
y su teñido en rojo;
la cascada de esparto
que se burla allí afuera
danzando con la brisa.

Y la prisa galopando
mientras se columpia
una mirada apática
por sus doce espadas.

Alguien me lanza una llave
y suplica que me escape,
pero no me regala un camino,
ni un jardín que lo acompañe
ni un perro que me ladre
ni la mano que sustente mi hombro,
y a ti,
te aparte al olvido.

Me quedo en esta hiedra
y espero hasta el mediodía
para entregarme dócil al deseo
de engañar a los demonios
que te esconden en mi cráneo.

Todo era murmullo antes,
después ya tumbado
en un rojo clavel de lino,
tengo la voz con dos puertas
y se escapa a la pregunta:
¿Estará ella aún despierta?

Intenté ser libre
pero sigo aquí enjaulado
mientras se ate y respire,
con el pulmón y los lazos
de mi mortaja de espinos.

Y ahora, aquel murmullo,
es ya un torrente de ruidos.