Sé de ti
por lo que anuncia el temblor sutil de tu lengua,
un lenguaje cálido que atraviesa mi lenguaje
y vuelve en locura a la misma demencia.
Eres mía
en esta estrecha apetencia de pieles
y desemboco en ti todo lo que el mundo convierte
en irremediable insumisión,
como una nube cargada de lluvia.
No es llover en ti,
es cuartear el espacio que nos separa
hasta hacerlo un nido único,
donde tu boca y la mía son la única escalera posible
y el amor un exilio de letras.
Somos mucho más que uno.
sábado, 14 de febrero de 2015
viernes, 6 de febrero de 2015
Desde el núcleo a la corteza
Antes de ser,
ya te soñaba distinta en este mar de caras
que buscaron sudores sin llevar pasaporte,
aquellas que plantan indescifrables rúbricas
con sus salivantes gemidos.
Desde el principio,
estabas a mi lado cercana a mi círculo polar
cubierta de fuego y con las pupilas dilatadas
por ese deseo tuyo, de digerir antes de ser servida.
De mi boca tomaste solo el instante,
la línea de su voz con hambre de contarte
el temblor de su camino hacia tus ojos.
En las comisuras la tensión de un arco
sin la flecha húmeda lanzada hacia tu cuerpo.
Esperabas aún, a lo táctil de mi beso,
a su aroma de café con un sobre de pasión
azucarada y sedienta.
De mi piel, elegiste la ruidosa arruga,
palpabas sin vendas los jeroglíficos y sus relatos,
los de este viejo y frágil trotamundos enamorado.
Esperabas con la paciencia de saberme universo,
aún más, a reconocer a ciegas su empapada hierba
y el calor de su jungla de eternas tormentas.
Siempre,
cada segundo que te rememoro o te consumo,
antes de desvestirme ya estás en la sima del desnudo
y sigues exprimiendo cada vez, el zumo que no brota
desde mi núcleo hasta mi corteza.
viernes, 30 de enero de 2015
#69
Fui ola de calor cuando hacía frío,
lechuga en sembrado de cañas,
colibrí que estafaba al claroscuro
en noches sin farolas,
flauta que grita en el desierto
sobre las mudas arenas,
y aun así la providencia
quiso apartarme de toda convocación:
Puso en mi mano un pincel de fina hebra
y conminó mi destino a escribir
sobre todas ellas,
almas afónicas y cotidianas.
lechuga en sembrado de cañas,
colibrí que estafaba al claroscuro
en noches sin farolas,
flauta que grita en el desierto
sobre las mudas arenas,
y aun así la providencia
quiso apartarme de toda convocación:
Puso en mi mano un pincel de fina hebra
y conminó mi destino a escribir
sobre todas ellas,
almas afónicas y cotidianas.
jueves, 29 de enero de 2015
Jueves
Cada jueves,
resbalo de tu lecho
desnudo de periódicos
y regreso al oficio
de inaugurar hangares,
debajo de mi estómago.
La simétrica semana
se desgobierna.
Cada jueves,
voy inventariando alas
de ángeles caídos.
Hay sitio para tí
este día,
para tus tímidos pies
ocultos en mi renglón
saciado de promesas.
Cada jueves,
soy mecenas de las aves
que se sientan invisibles
y acompaño a mis fantasmas
barriendo en las avenidas,
tus miradas lastimeras
y ese hedor a rutinas
que destilan mis versos.
Las distancias circulares
Cuando hablas de distancias,
dibujas cada centímetro de mi beso
con el trazo preciso de un compás,
y arrojas tus zapatos dentro.
La tierra se alarga con cada palabra
y las musas viajan por las arterias,
como las mariposas muertas
que arrastra el humo de un poema.
Sé que no vendrás a desnudarte
con el jugo de mi voz entre las piernas.
Mi corazón es un desagüe infinito
que no conoce el disparo de tus labios,
solo sabe de su sed
y también recuerda, que solo queda agua
en ese pequeño y circular oasis
desde donde tú le llamas.
dibujas cada centímetro de mi beso
con el trazo preciso de un compás,
y arrojas tus zapatos dentro.
La tierra se alarga con cada palabra
y las musas viajan por las arterias,
como las mariposas muertas
que arrastra el humo de un poema.
Sé que no vendrás a desnudarte
con el jugo de mi voz entre las piernas.
Mi corazón es un desagüe infinito
que no conoce el disparo de tus labios,
solo sabe de su sed
y también recuerda, que solo queda agua
en ese pequeño y circular oasis
desde donde tú le llamas.
Ser luciérnaga
Se tú la huida
de mi convexa medianía
y sus inútiles fracasos.
Voy a descorcharte
con tu beso de luciérnaga
Voy a colgarme de tu brazo
y del arco iris de tu boca.
Voy a empaparme
en tu lluvia de cristales.
Me curas tú
si me descalzo con la luna
o si se me oculto
tras las dudas de mis manos.
Ven silbando
en la luminaria de tu paso
y en la blancura
que salpica de tu canto.
Devuélveme la desnudez
y quémame la ropa
hasta mi siguiente huida.
Agita el viento del poeta,
en mi cabello con espinas,
con el aurea de tu abrazo
y descúbrete en mis pies
cuando a oscuras, te camine.
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