jueves, 2 de diciembre de 2010

Una lágrima


Cierro con fuerza mis ojos
para detener a este océano,
que se empieza a dilatar
con salitre y con tormentas.
Me alejo ya en silencio
de tu espalda con estrellas.
Desnudo y descalzo
me pierdo en la sala de al lado,
a verterme sobre los labios
que aún me siguen fieles.

No voy a pensar,
en tu universo estrellado.
En las cuentas y recuentas
para hacerme con la suma,
de tus miles de luciérnagas,
que me guiñan cálidas.
Se como besa tu manto,
tan cercano de mis hombros.
Pero no supe encontrar,
mi planeta por tu vía láctea.

Solo contengo una perla
con mis débiles ojos,
que buscan ciegos los labios
que abriguen tanta soledad.
Rezo que no se vierta,
no se lleve mi alma desangrada.
¡Que infinito caudal!
para las fuerzas que tengo.
Pero cayó al fin el rocío universo
y me mató… una sola lágrima.

Solo era una pequeña
y tímida invitación a la pena.
Un pequeño cristal de zafiro
que quería escapar...
Pero detrás rugió un volcán
de dentro de mis espejos,
que impactó en mi corazón
desatando a las mareas.
Tan solo, una gota salada …
que me inundó el pecho de mar.