jueves, 21 de abril de 2011

Y... me río


Al final del río
en la gruta de larvas
incandescente y ciega,
mi boca se muere cerrada,
con sus pies hinchados
en el despertar mendigo.

Después del gruñido,
me siento el labio roto
de una pelea inacabada,
el apéndice sin luz
de un cometa,
el zapato deshilado
en un balde vacío.

Y aún así me río
mutilado en victoria.
Sin armas,
me tiembla el alma
y callo.
No te dejo mi voz
para que juegues
a llorar mi indigencia.

No quise que pasara,
fue sólo este súbito frío
culpable de la pobreza
de llevar a mi cabeza,
atada en el misterio
que asesina en mis brazos,
tu húmeda guadaña.

Tu ya lo dijiste en alto:
"Ya no te amo"

Y aún así,
muriéndome por dentro:
"Me callo y me río..."

miércoles, 20 de abril de 2011

Imagina mi deseo



Imagíname,
en lo que te debe mi boca
y en todo mi cuerpo apresado.
La voz que no ha de ser
mas allá de mi deseo.

Mírame tan solo
en ese atisbo de cordura,
antes de estrellar mis ojos
contra tus costas océanos.

Tu lluvia lo arrastra todo,
mi cuerpo en su piel mojada
sumergido por el beso.

Acaríciame tan solo
en la tensión de mi cuerpo,
antes de hechizar temblores
de mi brazo hasta mis dedos

Desnuda entre mis sienes,
un sol que llueve cenizas
en mi frágil temor al fuego.

Y escúchame tan solo
en el trueno de este intento,
antes de ahogar confesiones
por el miedo a tu sonrojo.

Atrapas el latido exacto,
que no deba alzarse a la voz
para gritar que te ama.

Tendrás que perdonarme
por todo lo que se me esconde
y no es capaz de abrazarte.

martes, 19 de abril de 2011

Aquí te espero


Mi latido que no para de guardar en cada descanso
los recuerdos...

Que suave mi espera posada en tu falda,
la necesidad serena de tus manos sin caricias.
Manos escribientes, enredaderas por alguna celosía.

Callan los gritos de la carne, se cierran sus bocas
y solo saben amar, revolcándose en la tinta.

En cualquier universo veo un viajero amante
sentado en el borde de su maleta mientras espera.
Nuestro universo tiene dos únicos caminos
que se cruzan en un paso.
He apoyado mi maleta
junto al letrero con tu nombre y te estoy esperando.

No estoy solo amor, te presiento tan cercana.
Me llega tu perfume en la brisa que levanta mi pañuelo.
Tus pies lejanos, en los ecos de algún trueno
y me llega tu sonrisa en cristales de tormentas.

No galopes, no tengas prisa, que estás muy cerca.
No tengas miedo que yo he llegado y aquí te espero,
sentado justo al filo, de la piel de mi maleta.

sábado, 16 de abril de 2011

(Entre paréntesis)


Me levanto,
y siempre tú, con la cresta en tu sonrisa, mi primer canto,
en la blanca amanecida con olor a café recién tostado
y una mancha de carmín en la camisa.

Después,
la vida puzzle me encierra en un paréntesis diario.

( ...............
Me llevo en mi sombrero,
la imperiosa necesidad de confesarte lo que siento
detrás de la anónima mirada hacia tu campo de amapolas.

Me prodigo gaviota,
buscando con las aladas bocinas que piden el paso
bajo las aguas saladas y dulces, tu beso pescado.

Me siento descalzo,
como los cobardes poetas en encorbatadas guaridas,
que encierran los misterios de sus voces hipócritas.

Me duermo despierto,
y nunca alcanzo el cielo que tu aprietas con los dedos,
desde el inmenso frutal de tus almenas.

Me robo el tiempo,
bebo las horas perdidas, intentando escalar tu castillo
y ni siquiera mis pies, se pueden mover de su foso.

Me cuelgo dormido,
en la abundancia de sueños que rodean tu cintura,
con mis bolsillos vacíos sin tu táctil latido.

Me busco perdido,
escondido en la rendija de un botón de tu blusa
descubriendo el infinito valle, que espera ser acariciado.

.................. )

Regreso.

Me acuesto en otro ocaso,
y siempre en mi mesilla, apoyado y cercano, tu beso poema,
con restos de una batalla de flores, perfumando la almohada.

Después,
nuestros labios unidos, trovando ...().... las diárias rutinas.

miércoles, 13 de abril de 2011

Sin sombra ni poemas


Tras mi ventana,
la descosida sombra,
borracha y solitaria
sin mi piel en su boca.

De sus bolsillos
se escapan los poemas.

Mi cuerpo indiferente
la mira en su abandono,
por la oscura ventana
que condena mi ojos
a velar tus huidas.

Me trago cien pastillas
de los versos placebo,
que brillen como peces
en los negros balcones.

Una lágrima se posa
en la cálida pavesa,
del último cigarro
que exhala tu nombre.

Y me dibuja tu beso
que devuelve la voz
a mi insomne locura.

Esta noche disuelta,
mi evadida sombra
duerme en las aceras.

Y escondidos
por conciliadoras antorchas,
no saldremos a buscarla.