domingo, 17 de octubre de 2010

Verso oculto


No sabe nadie del corazón de mis versos
tan solo recitan lo que mi mano escribe,
sin imaginar si quiera todos sus secretos.
Y me siento culpable, pero soy más libre.

Detrás del poema hay cien libros guardados,
algunos marcaron mi piel, otros me abrigaron.
Invento un guardián que los mantenga atados
para que no se me escapen los que ya murieron.

He vivido mil vidas y otras mil piden paso,
pero solo vierto presentes de lloros y risas.
Para qué contar los pasados azares que amaso
y después incinero para ocultar sus cenizas.

Debo olvidarlos y seguir siendo fiel a mi huida,
dejarles los pocos recuerdos que puedo o les debo.
Hay tantas cosas que debo callar desde mi partida,
que no parecen reales ni en mi imaginado vuelo.

La gente que me comparte en sus sueños y miserias
se quedarán para siempre colgadas de mi telaraña.
Recojo los ecos de esas voces que cantan plegarias
y serán los nuevos ladrillos que formen mi entraña.

He muerto solo y cerré en mis adentros el universo,
que desde hace ya varios siglos acabó con mi vida
y con los sueños que nunca llegaron a hacerse verso.
No puedo cantarles mis canas, aunque Dios me lo pida.

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