Persigo la voz en otras lluvias,
tan débiles y escasas,
como gotas de polvo
en mudas gargantas.
Son lluvias aclaradas
con el soluble e insípido vacío,
que ni ensucia ni limpia
mi decolorada camisa.
Son la negación de la doctrina
en un alma enamorada.
Son la nada perseguida
por cien tiernas nubecitas;
que las convocan balando,
con la misma nadería,
con que repta este bostezo.
tan débiles y escasas,
como gotas de polvo
en mudas gargantas.
Son lluvias aclaradas
con el soluble e insípido vacío,
que ni ensucia ni limpia
mi decolorada camisa.
Son la negación de la doctrina
en un alma enamorada.
Son la nada perseguida
por cien tiernas nubecitas;
que las convocan balando,
con la misma nadería,
con que repta este bostezo.