Y se muere otro Abril.
Y amanece el Mayo
llorando en mis alas.
Y no sabe a lirios
ni huele a racimos
ni acoge con soles.
Y tu Enero,
sigue nevando en mis labios.
Y cuando vuelvan los Abriles,
le seguiré regalando
el agua de sus lluvias,
a tus yermos calendarios.
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