domingo, 20 de febrero de 2011
In veritate libertas
Solo una cerilla,
fumiga tu mirada
el cancer del engaño.
Fugaz sencillez,
tan aproximada
a la respuesta exacta.
No cantas la estrofa,
que nunca resuelve
la verdadera certeza.
Diáfanos y sonoros,
se mecen tus tacones
en su vocal trasparencia.
Con celaje de lluvias,
brota el carmín en racimos,
de tu boca hasta mis labios.
Ya jamás dudaré
si en el instante de inicio,
mi boca, ganó tus besos.
Y te doy la gracias,
por regalar el epílogo a mi libro,
tan al borde, tan sin avisos.
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