Con la niebla,
de perezosas nubes
posadas en mi huerto,
me he despertado
en silencio.
Sin aves vespertinas,
ni tus risas a mi lado.
Sueño despierto,
con los días sin inicios,
sin las caricias finales
de tus labios.
Y con flores
pegadas en tus huellas.
Ahora sin ti,
mis insomnes lunas,
vencieron a tus soles.
Y las mañanas,
nacen muertas.
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