miércoles, 9 de febrero de 2011

Tu siesta


Tan amable
en tu reposo breve
de aire comprimido
y leve.

Plácida calma de festines
en la mesa de mis sueños
y en tu lecho.
Lineal y eterna cordillera
rectilínea y compleja,
deseado paisaje caballero.

Amabilidad tumbada
en oquedades húmedas
y grutas sedientas
de mi siembra.

Compleja quietud,
que acaricia sin ruido
en mi garganta
y mantiene los relojes
despiertos en tu pecho.
Cauta y apresurada
carcelera de miradas.

Amable mi calma
entre suspiros que anhelan
tu quietud
y a la vez brotan,
alertas al bostezo
de tu alargada piel.

En el letargo diosa,
tan bella en la penumbra,
de un olvidado sol,
de sobremesa.

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