sábado, 14 de febrero de 2015

#70

Sé de ti
por lo que anuncia el temblor sutil de tu lengua,
un lenguaje cálido que atraviesa mi lenguaje
y vuelve en locura a la misma demencia.
Eres mía
en esta estrecha apetencia de pieles
y desemboco en ti todo lo que el mundo convierte
en irremediable insumisión,
como una nube cargada de lluvia.
No es llover en ti,
es cuartear el espacio que nos separa
hasta hacerlo un nido único,
donde tu boca y la mía son la única escalera posible
y el amor un exilio de letras.
Somos mucho más que uno.

viernes, 6 de febrero de 2015

Desde el núcleo a la corteza


Antes de ser,
ya te soñaba distinta en este mar de caras
que buscaron sudores sin llevar pasaporte,
aquellas que plantan indescifrables rúbricas
con sus salivantes gemidos.

Desde el principio,
estabas a mi lado cercana a mi círculo polar
cubierta de fuego y con las pupilas dilatadas
por ese deseo tuyo, de digerir antes de ser servida.

De mi boca tomaste solo el instante,
la línea de su voz con hambre de contarte
el temblor de su camino hacia tus ojos.
En las comisuras la tensión de un arco
sin la flecha húmeda lanzada hacia tu cuerpo.
Esperabas aún, a lo táctil de mi beso,
a su aroma de café con un sobre de pasión
azucarada y sedienta.

De mi piel, elegiste la ruidosa arruga,
palpabas sin vendas los jeroglíficos y sus relatos,
los de este viejo y frágil trotamundos enamorado.
Esperabas con la paciencia de saberme universo,
aún más, a reconocer a ciegas su empapada hierba
y el calor de su jungla de eternas tormentas.

Siempre,
cada segundo que te rememoro o te consumo,
antes de desvestirme ya estás en la sima del desnudo
y sigues exprimiendo cada vez, el zumo que no brota
desde mi núcleo hasta mi corteza.