jueves, 7 de julio de 2011

La dulce espera (Sirena)

Al acecho desde siempre,
lanzo mis peces de colores
para perseguir tu rastro
en aceras cargadas de relojes.

Y atemorizo el tiempo
con mi fusil de flores
y una rama de laureles
deshojados en su vientre.

Tantos caminos
que no puedo recordar
desde cuando estás,
ni aquel momento
que enfundé mi garganta
en el verbo
que lleva en su filo la palabra:
-Amando-

Detengo el polvo
y amplifico el silencio
en escucha de ti,
de tu ramaje
escamoso y plateado.

Anhelar tu sombra,
es amar tu vestido de sirena;
es sentirme el elegido
entre todos los hombres.

Delicada con este sonido
que se adueña bajo la piel,
-Cóncava-

Detrás de mi boca
me sabes agridulce,
-Las lágrimas de un sueño-
y como el almíbar
sobre un pan de nubes.