miércoles, 27 de abril de 2011

Mi reminiscencia es tuya


Cada mañana te debo

Mi reminiscencia azul,
sumergida en las acequias
de tus dedos.

Los restos de mi cuerpo
que aun respiran
entre las fauces del murmullo
con que te viertes al alba.

Los residuos de los barcos,
mis encallados naufragios
y mis rencores insomnes.

Mis paisajes aun vacíos
sin las curvas ni sus rectas.

Mis manos condenadas
sin el grito de su cálamo.

Y mi quietud sobre el pecho
sin su voz ni su latido.

Cada mañana mi anhelo
y desde dentro de su bostezo
tú ya te escapas.

Te debo cada día
mi espera en su verde duda,
cubierta por el sudario
con que me envuelven tus versos.

(...y desde mi prisión, te doy las gracias)