lunes, 14 de noviembre de 2011

Pequeñas y silenciosas grietas

Se han callado las heridas.
Recogeré todo aquello que olvidamos
entre las ropas esparcidas por la casa,
y mi corazón, haragán y descosido
como un botón de adolescente,
se librará del olvido,
huyendo de tu crater.

Este silencio me ha de cubrir,
como la niebla tapa el grito
caído al fondo de una sima.
Este silencio cerrará la gruta,
desdentada y muda,
donde viven los cuervos de tus sienes.

Ahora que el rumor se me apaga,
ya no recordarás mi mirada,
nos quedaremos desnudos
y enterrarás mi paisaje en tus oquedades.