sábado, 9 de abril de 2011

Mi desnuda carta


Mi vapor se abre el paso,
ese que se escapa
de mi etérea desnudez
y viene a colarse invisible
por la rendija iluminada
para posarte esta carta.

Me presento:

En los días que busco sustento
encierro las eternas jornadas,
apresada por muros cristales
mi voz de viento.

Almidono de blanco mi cuello
y lo ato con serpientes lianas
que se columpian graciosas.

Hoy se balancea por mi gesto
una alargada y grácil anaconda
y ayer fue mi péndulo, una boa roja.

Tengo la peregrina costumbre
de soñar despierto los caminos,
de guardar entre mis cajones
cada poro y cada abrazo
de los imprescindibles amigos
que alimentan mis inviernos.
Sus cajitas abiertas, me piden paso
y se cuelan siempre por alguna fachada.

Soy escribano.
Mi corazón posó su boca en mi mano
y me gotea el alma por mi puño diestro,
mas, si yo fuera zurdo
el animado torrente besaría tu cara
en su caudal izquierdo.

No soy de lugares, nací en mes de lluvias.
Soy del único universo de las primaveras
y de mi tallo brotaron, dos flores hembras.
Su floración perenne me imita las risas,
se ríen en muecas frente a mi espejo
y le enseñan al mundo, mi mejor testamento

Tengo un perro amigo, un amor amante
y la mochila cargada de luces y de sombras

Y a tí, que aun solo te habito,
en la duda distancia del latido
en una mano que no toca
en una boca que no besa
y en estas gotas de saliva
que hoy te confiesan cantando,
por la punta de mis dedos
que ya te echo de menos.