
dibujas cada centímetro de mi beso
con el trazo preciso de un compás,
y arrojas tus zapatos dentro.
La tierra se alarga con cada palabra
y las musas viajan por las arterias,
como las mariposas muertas
que arrastra el humo de un poema.
Sé que no vendrás a desnudarte
con el jugo de mi voz entre las piernas.
Mi corazón es un desagüe infinito
que no conoce el disparo de tus labios,
solo sabe de su sed
y también recuerda, que solo queda agua
en ese pequeño y circular oasis
desde donde tú le llamas.
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