jueves, 29 de enero de 2015

Ser luciérnaga


Se tú la huida
de mi convexa medianía
y sus inútiles fracasos.

Voy a descorcharte
con tu beso de luciérnaga
Voy a colgarme de tu brazo
y del arco iris de tu boca.
Voy a empaparme
en tu lluvia de cristales.

Me curas tú
si me descalzo con la luna
o si se me oculto
tras las dudas de mis manos.

Ven silbando
en la luminaria de tu paso
y en la blancura
que salpica de tu canto.

Devuélveme la desnudez
y quémame la ropa
hasta mi siguiente huida.

Agita el viento del poeta,
en mi cabello con espinas,
con el aurea de tu abrazo
y descúbrete en mis pies
cuando a oscuras, te camine.

domingo, 7 de diciembre de 2014

#66

El barquero quiso llevarle,
hasta esa mancha oceánica
de su piel cruda y deshojada.
Ella, le permitió probar el llanto
y su agridulce aliento a soledad.
El, le permitió matar el recuerdo
y convertirlo en leyenda.
No hay cima sin despeñadero
ni fuente donde una sabandija
encuentre tanta sangre potable,
como en la herida enamorada
de un corazón suicida.

sábado, 22 de noviembre de 2014

#65

No hay nada casual
en el idioma de los ojos,
recorre audaz un túnel de viento
y bombea la única verdad
de los deseos.

A fauces rotas
nadie levanta sonrisas,
pero con ella todo es distinto,
un tristealegre copo
de nieve inexplorada.

Del lenguaje de su falda
de casa a la escuela,
van piando gorriones
locos por sus giros.

Y es que tanta luz
de frágil mariposa
desarma al mismo cielo
desde el primer alba,
en su minúscula nota.

Yo amo a esa mujer
en el punto exacto de su boca
donde laxas son las horas
que el trabajo inventa,
siempre para no volvernos locos.

domingo, 26 de octubre de 2014

#63

Ahora ya no sé,
si lo que quiero decirte
te resulte anodino.

Si ensayo en el espejo
y te declino otro discurso
tan grotesco,
hablando de labios y de besos,
de los planetas de tu piel,
las rosas que adivino.

Ahora ya no sé,
si me olvido
de rimas y de salmos.

Si te invoco sin el verso
y te retorno
en mediúmnico trayecto,
desde este universo conocido
hasta tu ignoto cosmos.

Si te mando un mensajero
taciturno,
con este atroz sainete
como urgente telegrama,
mi beso sin membrete
y sin aliento.

Ahora ya no sé
si me quedo sin la voz
contarte lo que siento.

lunes, 23 de junio de 2014

Madre

Me prestan palabras,
que vienen a invitarte a que sonrías.

Solamente tú,
caminas triunfal por la certeza,
la verdad siempre vuela a tu regazo
al desgranar triunfos que fueron derrotas
como la belleza eterna que agrandó un tiempo
efímero robado por el paso de las horas.

Creo en ti
y no son actos de fe
el resto de creencias.

La dignidad del hombre,
que por el mismo hambre
murió mermada y digerida
con un cacillo de caldo de miseria.
La humildad tan virginal de la sabiduría
prostituida por la iletrada ironía
de los estériles soberbios.

Me prestan palabras
para hablar del amor a la grandeza,
de la infinita humanidad en tus gestos
que no serán talados ni siquiera
por el hacha infantil de mi insolencia.