jueves, 22 de septiembre de 2011

Te respondo un claroscuro

No somos iguales
querido poeta.
Te niego mis males
y recitas rabietas
con rima asonante.

Vaya por delante,
que este blanco folio,
ni es rima olvidada
ni verso sin letras.

Es
mugre encalada.
Ave maquillada
para ser paloma
muerta y disecada,
tras ser abatida
por una neurona.

Es como la gasa
que encubre impureza,
la falsa blancura.
Ceniza en la brasa,
la nívea belleza
que oculta negrura.

Lo que fue enterrado,
mudo y maniatado.
Sábanas con sombras,
un viejo demonio,
bajo mis alfombras.

Este folio en blanco
es mi propia esencia.
Llevo mi conciencia
blindada en un banco.

Un grito en papel
que deporto lejos,
más allá de tu piel,
y de mis huesos.




AMEN

martes, 20 de septiembre de 2011

Tímido Otoño


Este martes de espera,
soy el unicornio caído
en un cáliz de hojarasca.
Con los primeros fríos,
la timidez del otoño
mengua el verdor del músculo.

Han crecido las pupilas
al cobijo de tus labios.
Mi acequia se viste con velos,
para despojar a los gorriones,
del encharcado alimento
al fondo de sus cauces.

Eres quien me enseña,
que los hielos curan
la tibieza de una huella herida.
Que tus pies de barro,
libran a la mar
de sus vástagos enfermos.

Hoy se cubren de estatuas,
como estrellas muertas,
las doradas cordilleras.
Decorativas figuras,
de otoñocelana china,
tan frágiles y yermas.

Tiemblan la manos,
mientras inmóviles,
las margaritas hibernan
y no puedo preguntarlas
ni devolver a las miradas
la respuesta que esperan.

Este martes, casi Otoño,
delante de tu holograma
quiero ser brisa y verbo
y me pinto con sonrisas
bobaliconas, amarradas
a las praderas que amas.

Este tímido otoño,
destierro mis labios
a una primavera
que los deshiele,
con el certero calor
de su castigo de soles

jueves, 15 de septiembre de 2011

Escribo, entre otras estupideces.


Soy tan estúpido,
que trasnocho en tu falda,
mientras te aliso los pliegues
con el valle de una botella.

Tan estúpido en la madrugada,
que nazco sembrando el duelo
entre lirios y claveles
y te velo en una cesta,
embalsamada,
con las vendas violadas
por tu tinta.

Estúpido,
las otras madrugadas,
las de los otros,
las de salivas cosidas
en los rostros empeñados
en abortar mis poemas
y siempre, me renacen cadáveres
sobre las vacías palmas.

Estúpido
Mientras peino mi garganta
con soda y ginebra
y maquillo el sudor de tu mueca.

Y sonrío estúpido
cuando me arranco las manos
con el manojo de llaves,
que no sabrán liberar
las aves de tu cabeza
ni las grietas de mi pecho.

Estúpido,
Y sordo y mudo y ciego,
sigo amandote con versos.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Nobleza obliga

El duelo que trae la tarde,
enfría el vertical linaje
de mis venas
y empuña su piel sumisa,
en el mismo alfanje
con que mueren mis reliquias.

- Nobleza obliga, Señoría.
Me dice un eco cargado con hollines.

Yo,
vomitaría los manantiales del cuerpo
para llenarlos de estepa,
pero no sabe humillarse
mi coaccionada nobleza.

Nobleza vieja:
Líbrame de los cienos ocultos
bajo el cráter de mi taza,
de sus opacos terrones
bañados en tus pupilas.

Mas ven con cautela,
que se resbalan silencios
con la pródiga añoranza.

Ocúltame,
de la entornada ventana
que lanza huellas cansadas
y de empañados cristales,
con los carmines de un beso
que no fué dado.

Nobleza erecta:
Desgárrame en harapos de domingo;
desdibújame en tu cuadro
de tulipanes y fresas.

Nobleza enferma:
La alfombra en que nos posamos,
debajo de sus miserias,
solo secuestra cenizas.


(...Para la princesa...)

miércoles, 31 de agosto de 2011

De los milagros sencillos

No quisiera
que me entendieras mal,
no te hablo de desganas ni de faltas.
Te amé, y aún después,
se que quedarás con mi mano
cosida al extremo de un relámpago.

Pero mi voz,
atleta corista
del espejo donde respiras,
no busca atesorar tu cuerpo
con hambruna,
ni que escuches a gritos
cada vuelo de unicornio.

Me bastó siempre
tu poema,
apoyado en mi almohada
de soldado.
El único mío.

Debes saber,
que has abandonado los misterios
y sin saber de mí, insistes
en venderme al peso
tus jirones y riquezas.

Yo nunca lanzaré una red
que capture a todas las estrellas
y exhiba en su barriga
las lóbregas y bellas.

Nunca
te pediré ser la mar bajo mis ojos,
ni ser tu marinero.

Nunca
envolveré tus vísceras con papeles de estraza,
ni seré tu carnicero.

Devuelve el sencillo milagro
al señero trovador
y dile a tu beso,
irreprochablemente extenso,
que se cobije en la arena de su boca
como si fuera el único de todos.
El único mío.