jueves, 13 de enero de 2011

Cera fría


La noche
aleja el latido,
el tuyo y el mío.

Bailando tan roja,
trémula y graciosa,
nos ha separado,
tu piel y mi boca,
la luz de una vela.

Se esconden tus ojos
detrás de la llama
y detrás de los tuyos,
se pierden los míos.
Simétrico espejo
de antorchas en fuga.

No, esta noche
invoca un demonio,
y yo ni te toco.
¡Ardan los cuerpos,
si quiera un poco!

La luz ya no brilla
se acaba la cera.
Ya vacío mi boca
de fuego y saliva.
Espejos en llamas,
licores en copas
y bocas de lava,
nos han apagado.

Dos amantes soles
de febriles sueños,
quedamos a oscuras.
Mueren ciegos besos
en labios tan fríos.

sábado, 8 de enero de 2011

Orilla ciega


Solo escribo
a mi lado del río.
Manos blancas
y lienzos de lino.
En otra orilla,
oscuras caras
arman guerrillas,
con sus quejidos.

No cruzaré
no caiga herido.
No acercaré
con mi goleta,
ni termos
ni abrigos.
Por su silueta
vuela mi olvido.

Cierro ventanas,
vendo mis ojos,
ajenos a aguas,
de fríos torrentes
con tonos rojos.

Ni muero barquero,
ni vivo valiente.

Tan solo escribo.

jueves, 6 de enero de 2011

Sin memorias


Los relojes
ya se me escapan
de los bolsillos.
Huyen de ti y de mí,
de nuestros latidos.

Supieron alguna vez
que mi tiempo fue tuyo.
Cuando llenábamos,
las copas con versos.

Escucho...
Entre las bóvedas
de nuestros templos,
rumores de cristales
y cuerpos quebrarse.

Escurrirse sin su carne
por los vacíos dedos.
Desarmados esclavos
que dejaron de amarse.

Tu, ¿qué sueñas...
desde tu hambre?
¿Tal vez, el destierro
sin un rostro cercano,
que grite tu nombre?

Yo, me he resignado
a no perseguir desnudo,
ni a las aves migratorias
ni esos olvidados dias,
tan cargados de instantes.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Por caminos ciegos


Que triste naufragio al querer
ser un cazador de mariposas
que enfermó por tibios brazos,
que tú sembraste con espinas.
Remontando los ríos de lava,
al único compás de tus latidos.
Guardando por láminas de papel
las verdes briznas de hierba,
que yo pude ir recolectando
entre la comisura de tus labios.

Qué difícil ser aventurero
dejando huellas en caminos ciegos.
Sin más mapas que los imaginados
en mis noches de desvelo.
Avanzar tras las voces y risas
que escucho desde un planeta
que daba tu nombre, tu voz
y tu risa a cada parte de su todo.
Aquel paraje que robó mi corazón
y acabó parándome el latido.

Qué enlutado silencio me llevo
ahora, tan pobre y sin tesoros.
Me siento vacío, seco, ya no quiero
ser cazador ni aventurero.
Ahora soy el campesino,
en este oculto monasterio de silencios.
Pero, algo recuerdo de ti,
antes que me rescataran inconsciente
de tu bello planeta, con las lágrimas
congeladas entre los puños.

De aquella aventura que acabó
con mi conciencia sin victorias,
aún recuerdo a mi corazón volando,
al caer desde tu acantilado.
Me veo arder por los corales rojos
de tu mortal mar de magma.
Recuerdo mi muerte en tus espinas
con el veneno que sembraste,
tras confesarme ...
que jamás me amarás
y que nunca me amaste.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Respuesta...Impar


Sobrevuela una sombra
que respira por mi alcoba.
Me deshago entre balances
esta desangelada mañana.
La almohada se escombra
con cabellos de color caoba.
Y, acaricio curvos frunces,
en el tibio lado de tu cama.

Salgo despacio, busco versos.
Voy desde mi casa a caminos
cazando flores en sus veredas.
Despreciando aquellos pétalos
que cierran en par sus trinos.
Y…vuelvo cargado de repuestas
con temblores por mis yemas,
que con sus impares cadencias,
me declaran que me amas.