domingo, 31 de octubre de 2010

Instantes de despedida


Un instante tan breve como eterno
Yo buscaba…
La textura transparente de tu rostro.
El sonido que encerraba tu silencio.
El color de tus miradas sin pupilas.
Me costaba salir del opaco laberinto
cuanto más me acercaba a su salida.

Un instante tan breve como eterno
Yo ya encuentro…
La piel rasgada de tu acústica textura.
El grito oscuro del sonido de tu adiós.
El rugoso color de tus ojos en la fuga.
Un segundo que nos libra de ese infierno
que habitaba tan invisible entre los dos.

viernes, 29 de octubre de 2010

No me quedas...Ya no estás


Manos que no sanaron
ni mis dolientes pudores.
Miro con pavor la cama
donde yace ya tu muerte.

No me quedas...
Ya no estás.

Silencios por no olvidar
llantos vacíos y mudos.
Me quedo rezando ecos,
tu boca olvidó su voz.

No me quedas…
Ya no estás.

Ahora tu blanco silencio
manda lluvias a mis ojos.
Ellos invocan tus truenos
y tu pecho ya no estalla.

No me quedas…
Ya no estás.

Focos de luz en los tubos
que matan calor en fuga.
Que solo y frío me quedo,
mientras huyo ya de tí.

No me quedas…
Ya no estás.

jueves, 28 de octubre de 2010

Me imagino...


Me imagino el agua
que se embalsa en mis pisadas
y caricias de espuma de mar
salpicándome la cara.
Me recreo con tu playa
y los secretos que te guardas.
Tú quedas, morena y desnuda,
intimando con el sol.
Bella sobre tu trono de arena
coronada con sombrero.
Con el viento febril de aquella tarde
levantando tu pareo.

Mis ojos te detienen de pié
sobre fondos de un sol anaranjado.
Y tu silueta, con sombrero borsalino
conquistando aquellas playas.
Me cuesta alejarme de tu reino
y regresarme a mi destierro.
Para ser de nuevo capitán de mi velero
que encalló por rascacielos,
con un velamen lleno de racimos
de finos cables y de antenas.
Trampas que acabarían para siempre
con tus vuelos de gaviotas.

Aquí solo tengo olas que estremecen
con sus gritos crepitantes.
Olas de colores metálicos
con las luces rectilíneas pero muertas.
No me voy a recrear en tu instantánea,
voy a estar dentro de ella…
Dejarme bailar por la feliz belleza
que te retiene cautivada y quieta,
tan celosa del instante.
Sueño yo mirarle, con tu ojos de corales.
Quiero capturar tus universos,
que ya busco, aunque solo me imagino.

martes, 26 de octubre de 2010

Regreso hoy


Regresaré hoy fiel, a leerte mi bitácora de viajes,
porque me esperas con la sobria calma de tus nubes.
Para absolverme, cómplice siempre de mis errores.
Y me revocas todos los olvidos y silencios,
con sonrisas cargadas de pelladas.

Estás hoy, tan cercana a mis llantos por lo imposible.
Por lo que intento quererte, y bien sé que no consigo.
Por lo que no te doy, aunque sé que sin saltar alcanzo.
Por lo que te olvidé, estando tú aun viva en mi recuerdo.
Pero te mantienes bella y feliz en espera de mis manos,
que pobres o fértiles te ofrecen las cosechas,
que cargan presas del alimento que te sana.

Seguiré fiel a mi ruta, y a tus ojos verdepardos e infinitos.
Partiré por los caminos donde no se junten nuestras huellas,
no vaya a tropezar y pierda la inevitable brújula que me guía.
Naufragando por las costas de tu alcoba
y por las dulces olas rojas de tus labios.

Estás hoy, tan cercana a mi júbilo final por la victoria.
Por lo que hallé tras lanzarme sin miedo al precipicio.
Por lo que es tan necesario, que me obliga a conseguirlo.
Por lo que después de imaginar, hoy confirmo y ya lo toco…
Pero me mantengo pegado a mi destino y vuelvo a ser sendero,
aunque no busque ya mi alma por los cerros,
porque solo junto a ti, yo siento que la tengo

domingo, 17 de octubre de 2010

Verso oculto


No sabe nadie del corazón de mis versos
tan solo recitan lo que mi mano escribe,
sin imaginar si quiera todos sus secretos.
Y me siento culpable, pero soy más libre.

Detrás del poema hay cien libros guardados,
algunos marcaron mi piel, otros me abrigaron.
Invento un guardián que los mantenga atados
para que no se me escapen los que ya murieron.

He vivido mil vidas y otras mil piden paso,
pero solo vierto presentes de lloros y risas.
Para qué contar los pasados azares que amaso
y después incinero para ocultar sus cenizas.

Debo olvidarlos y seguir siendo fiel a mi huida,
dejarles los pocos recuerdos que puedo o les debo.
Hay tantas cosas que debo callar desde mi partida,
que no parecen reales ni en mi imaginado vuelo.

La gente que me comparte en sus sueños y miserias
se quedarán para siempre colgadas de mi telaraña.
Recojo los ecos de esas voces que cantan plegarias
y serán los nuevos ladrillos que formen mi entraña.

He muerto solo y cerré en mis adentros el universo,
que desde hace ya varios siglos acabó con mi vida
y con los sueños que nunca llegaron a hacerse verso.
No puedo cantarles mis canas, aunque Dios me lo pida.